SANPEDROCRISOLEANDO ETAPA 43

ETAPA 43:CAZALLA DE LA SIERRA-CASERÍO PRADO GIL. 8 DE MAYO.

(INMA, ANTONIO, MARTÍN Y Mª JESÚS).

Después de tantos días sin descanso y de frenética actividad, D. Pedrito se alegró mucho de reencontrarse con Mª Jesús, una profesora del cole que le transmite sosiego y con la que nuestra mascota mantiene largas charlas y alcanza la paz interior.

Antes de irse a dormir dejaron preparada la mochila. “No olvidéis echar plátanos” recordó D. Pedrito ya que es una fruta con gran contenido de azúcares y aporta energía inmediata para compensar los esfuerzos que se realizan al hacer ejercicio.

Se despertaron justo antes de que sonara el despertador, Mª Jesús le explica que este hecho les ocurre por el “ritmo circadiano” y se ponen en marcha.

Había que llenarse de energía y qué mejor que con un buen desayuno “¡Qué ricos están estos churros!» exclamó D. Pedrito mientras se relamía su azucarado bigote.

Tras el chute energético se encontraban en disposición de dar comienzo a la etapa 43. Saldrían de Cazalla de la Sierra, pero al encontrarse este municipio confinado, tuvieron que buscar una ruta alternativa por las faldas de Sierra Morena, pero eso no supone un impedimento para nuestros intrépidos amigos ya que  “a fuerza de valor” cualquier contratiempo que se produzca se puede resolver.

A Inma, Antonio, Martín, Mª Jesús y D. Pedrito les esperaban 22 kilómetros que realizarían a pie. Por eso, nuestros amigos nos muestran lo importante que es elegir un buen calzado para caminar.

 

 

 

 

 

 

 

 

Este proyecto está lleno de coincidencias y sorpresas gratificantes, ¿sabéis que Inma, la hermana de la seño Mª Jesús, ha sido seño de nuestro profe Carmelo? Pues sí y D. Pedrito está contento por la red de contactos que se está creando gracias a él.

Junto a la explosión de naturaleza, belleza y armonía que ofrece la primavera, nuestra seño Mª Jesús, amante de la poesía, le recitó a D. Pedrito un fragmento de un poema de nuestro gran poeta Juan Ramón Jiménez “Novia del campo, Amapola”.

 

La buena compañía unida a una temperatura estupenda, la colorida variedad de flores y el verdor del campo hacían que la jornada fuera perfecta.

D.Pedrito disfruta de lo lindo del paseo en la mochila de Martín, mientras la seño Mª Jesús le explica cómo es la flora de la zona por la que van pasando.

Hacen un alto en el camino porque a D. Pedrito le llaman la atención unos agujeros en la tierra, ¿Sabéis qué son? …. “Son madrigueras” explica Martín “y proporcionan al animal protección contra los depredadores y las inclemencias del tiempo”. Se marchan sigilosamente para no perturbar el descanso de los animales que allí viven.

La naturaleza se llena de melodías a lo largo del día, así que paran para disfrutar del “canto” de las simpáticas ranitas.

Entre tanta quietud, D. Pedrito saca su lado más travieso al querer subir a la rama de una encina centenaria.

En su recorrido se encuentran con una gran variedad de árboles, a D. Pedrito le llama la atención las hojas dentadas de un árbol. “Es un olmo” le dice la seño Mª Jesús y se acuerda de un fragmento del poema “A un olmo seco” del famoso poeta sevillano Antonio Machado.

 

La naturaleza tan viva está inspirando a nuestro amigo que, al ser un libro, no olvida a los grandes escritores de nuestra literatura.

 

Atravesaron un bosquecito encantado. Sin duda, una experiencia de cuento.

Deciden hacer una paradita para descansar, beber agua y tomar fruta. D. Pedrito vuelve a sentir el deseo instintivo de subirse a otro árbol, le encanta sentir la sensación de no tener los pies en la tierra.

Les ha venido bien comer algo para superar una zona rocosa y más complicada que tuvieron que superar.

El camino discurre por la orilla de un río y encuentran ¡una trucha! Chicos y chicas, deberéis abrid los ojos como platos si queréis verla.

D. Pedrito siente la tentación de comer un higo al pasar cerca de una higuera, pero le avisan que aún no están maduros, ya que la temporada de este fruto se expande desde julio hasta finales de septiembre.

Nuestros aventureros nos siguen regalando preciosas estampas del campo. D. Pedrito recuerda una historia muy curiosa relacionada con Cazalla y cuyo protagonista es un libro tan importante como él. Nos cuenta que “en un lagar, que es un recipiente donde se pisa la uva, de Cazalla apareció abandonado el primer tomo del Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán”. Para los que no lo sepáis, Mateo Alemán fue un escritor sevillano del siglo de oro, recordado sobre todo por la novela picaresca “Guzmán de Alfarache”, publicada en dos partes, en 1599 y en 1604, que estableció y consolidó los rasgos característicos de dicho género. Y, ¿sabéis que Mateo Alemán es el nombre de uno de los institutos de nuestro pueblo?. D. Pedrito no da crédito a tantas coincidencias.

Se sorprenden cuando descubren que están en la recta final del recorrido, justo en el límite de la frontera con la Comunidad Autónoma de Extremadura.

¡Fin del trayecto! No hay tiempo que perder y buscan un lugar donde poder recargar pilas y disfrutar de la gastronomía de la zona. ¡D. Pedrito está hambriento!

Antes de volver a casa se dan un paseo por un pueblo típico de la Sierra Norte. Han visitado sus calles, un pequeño museo y han comprado productos típicos de la zona. Hay que celebrar que han superado el reto del día de hoy y brindan con aguardiente de Cazalla. Esta zona de la Sierra Norte de Sevilla tuvo una enorme producción vinícola durante los siglos XV y XVI y dio como resultado el famoso aguardiente que se sigue fabricando; manteniendo y conservando las técnicas y casi las mismas instalaciones de antes.

Nuestra querida mascota se despide de Inma, Antonio, Martín y Mª Jesús dándoles las gracias por el bonito paseo literario en plena naturaleza que ha enriquecido aún más el interior de un D. Pedrito que no se cansa de agradecer la solidaridad de todas las personas que forman parte de nuestro proyecto.

¡MIL GRACIAS, SEÑO Mº JESÚS! ¡ERES ESPECIAL!

Este fin de semana lo recordará D. Pedrito con especial cariño, ya que el relevo se realizó con la seño Carmen. Nuestra mascota se alegró mucho al verla porque tendría la suerte de conocer, de primera mano, cómo transcurren los días durante su ausencia, en el edificio de los más peques del cole. ¡Otro feliz reencuentro!

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